En el caso del trabajo en el aula de la educación emocional, se puede comenzar a trabajar desde la etapa más inicial como es la Educación Infantil y llevarlo a cabo hasta educaciones superiores (ESO, Bachillerato…). Trabajar la educación emocional supone a su vez trabajar sobre la inteligencia emocional que cada uno de nuestros alumnos tiene, (recuperamos la idea de Daniel Goleman).
En el artículo anterior, hablamos sobre la importancia de trabajar la Educación Emocional. Hoy comentaremos algunos ejercicios útiles para poder trabajar la Educación Emocional en el aula o en casa en familia.
Con los más pequeños podemos trabajar la educación emocional a partir de cuentos y canciones y con los alumnos un poco más mayores pequeñas dinámicas que os dejaremos a continuación:
Para los más pequeños:
Cuentos: “El monstruo de los colores”, “El Emocionario”, “Elmer”, “Por cuatro esquinitas de nada”, “Si yo tuviera una púa”, “Adivina cuánto te quiero”, “El árbol de los recuerdos”, y muchos más.
Canciones: trabajar las emociones a través de música clásica ayuda a que nuestros alumnos, además, trabajen la escucha activa, de forma que así puedan sentarse con los compañeros a escucharlos cuando hablan, a entenderles y dar respuesta o consejos a diversas situaciones.
Para los mayores:
Dinámicas: las actividades que se presentarán a continuación son para trabajarlas con alumnos desde la etapa de Educación Primaria hasta los más mayores de ESO y Bachillerato:
El árbol: cada niño será representado por un árbol en el que las raíces son sus datos personales, el tronco es su nombre y su foto y en las ramas y hojas se colocan algunas de sus cualidades y otras que se desean conseguir. Estas cualidades son las que los compañeros y él mismo irán colocando.
“Se busca”: el profesor describe cualidades de uno de los alumnos y el resto tiene que adivinar de quién se trata.
Reconocer y verbalizar aquellas cosas en las que uno es mejor/peor.
Mirarse en el espejo y describirse.
A partir de un póster que muestre las diferentes razas y los estereotipos de la sociedad, analizar la identificación, respeto y aceptación y la no discriminación de la diversidad.
En momentos que quizás algún alumno necesite un pequeño impulso se puede trabajar la dinámica de “La caja sorpresa”: se pide al alumno que abra la caja y en ella se encontrará un pequeño espejo. Para que esta dinámica funcione, el docente dará la caja sorpresa al alumno y le dirá: “ábrela y verás lo más bonito del mundo.” El niño al abrirla sentirá un cúmulo de emociones dentro de sí que nos ayudará a trabajarlas.
En casa
Algunas de estas dinámicas están pensadas para que se puedan también realizar en casa. Por ejemplo, aquellas que son tipo manualidades se pueden trabajar en familia y además cambiar la forma de hacerlas.
“El árbol” se puede convertir en “el cielo estrellado” o “la estrella que más brilla”: de forma que el niño con la ayuda de sus padres puede dibujar una estrella de cinco puntas y en cada punta colocar una emoción que sienta al cabo del día y explicar por qué, y justo en el medio de la estrella colocar la foto del niño.
Las ideas aquí presentadas son unas pautas que se proponen para trabajar las emociones con los alumnos o con nuestros hijos de forma que, teniendo unas habilidades sociales eficaces, un bienestar personal adecuado, puedan rendir en la escuela y afrontar sus tareas y adversidades de forma menos dramática o bloqueándose.
Podemos resumir a continuación los beneficios de una adecuada educación emocional:
Disminución de pensamientos negativos (ansiedad y estrés) y mejora de la autoestima.
Menor número de expulsiones de clase.
Mejora del rendimiento académico.
Disminución en la iniciación del consumo de drogas y desórdenes alimenticios.
Mejor adaptación escolar, familiar y social.
Esperamos que podáis poner en práctica algunas de estas dinámicas y que os funcionen lo mejor posible.
Jenifer Sancho