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Paso 2: Reconocer los defectos y tomar conciencia


Una vez el niño o niña ha sustituido su mentira personal por una virtud, un “no puedo” por un “sí puedo”, (Este paso lo hemos explicado en el último post "Descubrir cuál es la mentira personal y desprogramarla") es hora de ponerse a trabajar para conseguir transformar su día a día.

Para lograrlo, tiene que entender que su mentira personal le ha generado muchos defectos que han dinamitado su perfil académico, de los cuales se tendrá que despojar, si quiere hacer posible una mejora.

Lo primero que tiene que hacer es una lista de todos estos defectos y aceptar que los tiene, sin reproches ni excusas, sin buscar culpables. Seguramente esta lista será un reflejo de muchas de las cosas que le ocurren.

Pero aceptar defectos no es nada fácil. Cuando las cosas no salen como queremos, lo más fácil siempre es buscar causas o culpables ajenos a nosotros. Se trata de una acción automática, casi instintiva, que nos permite seguir nuestra vida sin cargar ninguna culpa. ¿A quién le gusta cargar con culpas?

Sin embargo, aunque seguramente haya causas externas que nos perjudiquen o que, al menos, no nos estén ayudando, si realmente queremos solucionar algo siempre será mejor que nos centremos en lo que podemos hacer nosotros mismos para mejorar, que es en lo que realmente podemos incidir. Y es que será cuando entremos en este terreno, el de la autocrítica, sobre todo si lo hacemos de manera sana y consciente, que veremos que tenemos campo por explorar, opciones y posibilidades de mejora. ¡Y esto es fantástico!

Pero para llegar hasta las soluciones hará falta un período de reflexión. En el caso del proceso de crecimiento personal para aumentar el rendimiento escolar, en esta segunda fase, centrada en la reflexión, el estudiante se centrará en reconocer sus defectos y en tomar conciencia de ellos. De esta forma empezará a darse cuenta de que tiene opciones de mejorar y de que estas opciones dependen de sí mismo y no de causas externas con las que no puede luchar.

A partir de este ejercicio, ya tendremos los principales defectos o malos hábitos que nos está perjudicando y podemos empezar a ser conscientes de que nuestra mejora puede depender de nosotros mismos.

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Ahora es tu turno

Con lo cual, empecemos, y vamos a tomárnoslo con calma, no tenemos por qué pensarlo todo en un solo día... es cierto que el mundo no nos lo pone fácil, pero tu hijo tiene que pensar... ¿Y yo?

* ¿Qué es lo que estoy haciendo mal?

* ¿Hay algo que podría hacer mejor?

* ¿Cuáles son mis defectos?

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